Según información difundida por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), 80 millones de personas viven en centros urbanos actualmente en México. Este dato da un poco de luz al porqué el sector inmobiliario, junto con la industria de la construcción, se ha convertido en un importante motor de la economía nacional.
Al respecto, la firma consultora TTR (Transactional Track Record) dio a conocer que durante el tercer trimestre de 2016, el sector inmobiliario fue el que reportó mayor dinamismo en el área de fusiones y adquisiciones, los buenos resultados se suman a un desempeño positivo anual y se traducen en un total de 36 operaciones de este tipo en todo 2016. Por su parte, la empresa valuadora Quantit difundió que los CKDs inmobiliarios fueron los que registraron una mayor participación y rendimiento entre julio y septiembre, estas buenas noticias las replican también los Fideicomisos de Inversión y Bienes Raíces (FIBRAS).
Siguiendo la línea positiva que el mundo de los bienes raíces en México ha mostrado desde 2013, la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) ha proyectado para 2016 un crecimiento del 6% en el sector.
Coincidiendo con dichas proyecciones, para Lamudi, el ritmo de crecimiento sostenido y equilibrado del sector durante el año que despedimos, es reflejo de la madurez que ha alcanzado, estimando que este comportamiento continuará por lo menos hasta 2020.
Pero en el futuro inmediato, el de 2017, ¿qué es lo que le espera al sector inmobiliario mexicano?
Desarrollo urbano y tendencias para 2017
Luego de que en octubre pasado se realizará Hábitat III en la ciudad ecuatoriana de Quito, gobiernos locales y regionales de todo el orbe establecieron las líneas fundamentales para el desarrollo urbano sustentable de los próximos veinte años.
Colocadas las metas a conquistar para todos los que somos inquilinos del tercer planeta del Sistema Solar, quedaron plasmados: el derecho a habitar con calidad en metrópolis que cuenten con todos los servicios, a la construcción de una relación de armonía entre las ciudades y el campo, y a devolverle a los citadinos su papel protagonista que les permita detonar el cambio necesario para alcanzar la plenitud.
Con 59 zonas metropolitanas que albergan a más de 60 millones de habitantes, para México los retos son muchos, y ciudades como Puebla y Querétaro comienzan a trabajar en sus propias estrategias. Sedes de dos de los mercados inmobiliarios más importantes a nivel nacional, en décadas pasadas, experimentaron un crecimiento horizontal que se tradujo en la creación de zonas suburbanas como Angelópolis o Juriquilla, hoy en día buscan repoblar las zonas habitacionales centrales a través de dos principales líneas de acción: rehabilitación de la vivienda abandonada y construcción de la moderna vivienda vertical sustentable que ofrece atractivas amenidades a quien se decide invertir en ellas.
Otra línea de acción que se sigue en materia de urbanidad es la descentralización; ejemplo de ésta es la Ciudad de México y la Zona Metropolitana del Valle de México, cuyos problemas de movilización y contaminación son resultados de una planeación urbana que durante años concentró las principales actividades en la zona centro, haciendo que hoy en día sea imperante impulsar el desarrollo a lo largo y ancho de todo el territorio que abarca esta gran mancha urbana.
Ante este panorama, el concepto de uso mixto se ha convertido en la herramienta para romper con la centralización del Valle de México. Pensados como mini-ciudades dentro de una de las ciudades más grandes del mundo, esta nueva tendencia inmobiliaria tiene un potencial casi infinito y durante 2016 permitió que el subsector comercial reemplazara al de vivienda como motor vital de la construcción capitalina.
El análisis que realiza Lamudi del mercado inmobiliario de CDMX indica que se ha favorecido el desarrollo de una arquitectura funcional que ha vuelto a colocar las necesidades de los habitantes como guía para concebir la nueva y moderna vivienda; así, la vivienda en renta, los desarrollos verticales que incluyen una gran variedad de servicios y amenidades, así como la diversificación de esquemas de créditos hipotecarios, serán para el portal inmobiliario, las tendencias a seguir durante el 2017.
Urbes como Mérida, Tijuana y Ciudad Juárez deberán ser volteadas a ver con especial detenimiento, pues el desarrollo que sus mercados inmobiliarios vivieron durante 2016, permite pensar que el año que inicia será especialmente positivo para ellas.
Herederos de la sabiduría, las formas y la cultura maya, los arquitectos yucatecos forman parte de un movimiento vanguardista que rompe con paradigmas en la edificación. Ciudad en plena ebullición -gracias en mucho al plan de rescate urbano que desde hace 20 años se emprendió-, Mérida se ha vuelto un importante centro urbano que cada día atrae a nuevos inversionistas y habitantes, en particular a extranjeros que buscan habitar en una ciudad moderna que conserva la paz y la belleza que distinguen al sureste mexicano.
Por su parte, Ciudad Juárez está experimentando la llegada de nueva inversión nacional y extranjera logrando posicionarse de nueva cuenta como un importante centro industrial y logístico. El nuevo capital industrial ha permitido el desarrollo de otros sectores, en específico el turístico y el inmobiliario por lo que se prevé que en 2017 el dinamismo del mercado inmobiliario se proyecte en un crecimiento significativo.
Año nuevo: los retos del 2017
Criatura de hábitos y costumbres, el ser humano siempre se muestra precavido y cauteloso ante los cambios, así la llegada de un nuevo año siempre provoca incertidumbre en los principales sectores de la economía mundial, y el inmobiliario no es la excepción, pasó con la llegada del 2015 al igual que al entrar el 2016.
Quizás, la llegada de 2017 provoca una mayor inquietud producto del inicio de la era Trump el próximo 20 de enero. Se han lanzado predicciones sobre un desplome aún mayor de la moneda mexicana, las expectativas de crecimiento nacional se han reducido afectando la certidumbre que existía sobre el desarrollo de grandes proyectos inmobiliarios; además, se prevé una desaceleración en las transacciones de compra/venta, así como un rezago en la renta de naves industriales y oficinas, pues estos bienes inmuebles suelen manejar sus precios en dólares.
Aunado a esto, se comienza a vislumbrar una posible alza en las tasas de interés del Sistema de la Reserva Federal (FED por sus siglas en inglés) y una contracción en la comercialización de inmuebles; sin embargo, importantes empresas de servicios financieros como Credit Suisse han afirmado que es muy pronto para entregarse al pánico.
En el escenario inmobiliario mexicano tampoco es momento de hacerlo; al contrario, estimaciones indican que durante 2017 la solidez alcanzada continuará, pues la Inversión Extranjera Directa (IED) y la Inversión Privada (IP) han apostado por proyectos bien estructurados que sólo podrían ser golpeados ante una eventual alza en los precios a la venta de los materiales de construcción.
Por su parte, bajo una lógica positiva que privilegia la transparencia y la innovación como impulsores del dinamismo inmobiliario, el portal Lamudi afirma que es momento de ver el vaso medio lleno, de buscar nuevas áreas que fortalezcan el mercado interno, pues será éste el refugio ante un panorama internacional volátil.
Actuar con prudencia es necesario, pero no por ello se deben dejar de ver nuevas oportunidades que se dibujan ante nosotros: los FIBRAS y las residencias de descanso para extranjeros son dos opciones que podrían contribuir a que el buen desempeño del sector inmobiliario mexicano continúe. La vivienda en renta también, pues desde 2015 ha sido una tendencia que se espera crezca durante 2017.
Fuente: Lamudi